Más de 100 años de historia Unilibrista

Los inicios de la Universidad Libre se remontan a finales del siglo XIX, con la llamada Universidad Republicana. Soy el general Benjamín Herrera, su fundador, y quiero que me acompañes a conocer su historia.

Nuestro origen

Fundada en 1890, la Universidad Republicana logró varias décadas de existencia. Sin embargo, debido a problemas económicos y a la ideología que resultó difícil de sostener en aquellos tiempos, no fue posible mantenerla. Así, en 1912 se decidió dar vida a la nueva Universidad, constituyéndola como una sociedad anónima. Su objeto fue registrado de la siguiente manera:

(…) el fin que persigue la compañía es meramente patriótico y los socios fundadores, inspirados en los más elevados ideales, tienen en mira facilitar la instrucción, adaptar los estudios a las necesidades del país y del mundo, desarrollar las facultades de trabajo disciplinado y productivo, levantar el nivel moral por el cultivo de los sentimientos elevados que forman el carácter, y hacer hombres tolerantes, respetuosos de las creencias y derechos de los demás que rindan culto a los deberes e ideales humanos.   
 
Sin embargo, debido a la ideología fundante de esta Institución, en la sociedad se empezó a identificar este nuevo proyecto con otro nombre: Universidad Libre. En 1922, tras superar mi carrera presidencial, cuando decidí poner todos mis empeños en darle vida a esta Institución, considerando que era oportuno y conveniente ofrecerle a la juventud una Institución así, donde expresaran todas las doctrinas filosóficas, económicas y sociales sin límite, para que la mente estudiantil recibiera un baño de luz permanente. 

De utopía a realidad: logramos dar apertura a nuestra Universidad Libre  

Impulsado por el mensaje recibido del Dr. César Julio Rodríguez, quien me exhortaba a mí y a los liberales a tomar las decisiones más eficaces para conseguir el efectivo funcionamiento de la Universidad Libre, y apoyado por la convención liberal del 3 de abril de 1922, decidí de manera personal tomar la iniciativa de recaudar los dineros necesarios para darle apertura definitiva a la Universidad. Recibí colaboración económica de colegas parlamentarios, donaciones de liberales de diferentes partes del país, así como información de la prensa, cartas, boletines, mensajes, visitas, etc.

Todo el país se enteró de esta campaña docente. 

De este modo, el proyecto pasó de ser una utopía a una realidad: el 13 de febrero de 1923 abrí las puertas de la Universidad Libre a los sectores sociales menos favorecidos, con la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas; la Facultad de Ingeniería, la Facultad de Literatura y Filosofía; la Escuela de Comercio, la Escuela de Artes y Oficios y la Escuela Preparatoria (Bachillerato). 

Proyección nacional, por un mejor país 

Aunque, por azar del destino, solo pude acompañar a esta revolucionaria casa de estudios por un año. La semilla ya estaba sembrada y creciendo bien arraigada. Este legado logró trascender las fronteras de la ciudad y el departamento. Se proyectó como una Institución reconocida a nivel nacional. Estudiantes de todas las latitudes del país acudían a sus aulas y, una vez profesionales, regresaban a sus regiones. 
Esto motivó el crecimiento hacia las regiones, conservando siempre los valores, principios y filosofía que la caracterizan y contribuyendo a la construcción de un mejor país. Dichas regiones fueron: 

Para el año 1956, impulsada por algunos de nuestros ilustres egresados, Barranquilla abre la primera seccional de la Universidad Libre, ofreciendo para la sociedad inicialmente el programa de derecho.  

Años más tarde, en 1971, Pereira abrió sus puertas a mi proyecto institucional, encontrando en la Universidad Libre un aliado para el desarrollo y progreso regional del Triángulo del Café. 

Poco después, en 1973, Cúcuta decidió confiar en la excelencia académica que representa la Universidad Libre, iniciando así con el programa de Derecho, el primero en la región. 

La región Pacífica también sería anfitriona de nuestra casa de estudios y, en 1973, Cali le dio la bienvenida a la Universidad Libre con su programa de Derecho, al que le seguirían las facultades de Administración y Contaduría. 

La tierra de la revolución comunera, El Socorro, recibió con el mayor agrado este proyecto, tan afín a sus ideales libertarios, en el año 1974. Programas de Ciencias de la Educación en las áreas de Física y Matemáticas; Filología e Idiomas, y Ciencias Sociales fueron los primeros de otros tantos que se ofrecen en esta seccional. 

La costa Caribe nos recibió nuevamente, esta vez en Cartagena, el Corralito de Piedra. Allí funcionaba desde muchos años atrás el Colegio de Bachillerato Universidad Libre, pero solo fue hasta 1996 que se convirtió en una sede de la Universidad Libre, por extensión de programas ofrecidos por diferentes seccionales. 

Esta historia continúa; seguimos formando dirigentes para la sociedad. 

Lejanos parecen aquellos días en los que me entregué con dedicación a este noble proyecto. Hoy, 100 años después de la fundación, puedo ver con orgullo cómo los valores y principios que inspiraron la creación de nuestra casa de estudios siguen siendo el respaldo de nuestra labor. 

Aquí se cultiva el más auténtico humanismo, el espíritu crítico, la ética, la estética, la tolerancia, la discreción, la solidaridad, el liderazgo y la pasión por el conocimiento, como características que definen tanto al buen Unilibrista como al buen dirigente para la sociedad. Estos rasgos envían a la sociedad colombiana un mensaje inequívoco sobre nuestro compromiso con la excelencia.